Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

domingo, 9 de diciembre de 2012

04.45 AM


04.45 AM: Se despierta el mounstro. Me quiere comer el corazón (no lo encuentro, no lo siento). Mis piernas no se animan a correr a un lugar seguro, pero porque mi cabeza sabe que ya no hay lugares seguros.
Supongo que estoy rompiendo la pared. La pregunta es si soy yo quién empuja los ladrillos o quién esta abajo, como esperando el impacto, empapada de terror.

No existen las fobias, como no existe el amor. Son estados "convenientes" (funcionales?) de la mente; radiaciones del cerebro que, aún sin ser tangibles, se vuelve abominables.
Es que "fóbicos" nos volvemos todos entonces; es el miedo a morir (aun así siendo ésta OTRA clase de temor), el que nos lleva a seguir viviendo.
Personalmente, no "entiendo" el olvido. Me resulta un algo así como un paradigma, intransigente, del espíritu (más aún si éste fuera puro), una mala pasada del tiempo y, quizás, los enemigos.
El recuerdo, igualmente, es interesado e hipócrita. Es como si ese pequeño pedazo de cerebro, te hiciera sentir una falta y entonces también recordar a quién crees que la puede o podría haber suplido.
No se, por lo tanto, si es mejor recordar u olvidar, si SER recordado u olvidado, ser un ente presente, romper la barrera del tiempo y los verdaderos enemigos, o rendirse a ellos.
¿Para qué entendeR? ¿Para qué encontrar el corazón y correr a un lugar seguro? No existen esos lugares, ni siquiera en las mentes (propias o ajenas) y, al fin y al cabo, siempre habrá un día en el que a todos dejarán de nombrarnos. Será cuando cambien las escrituras sagradas (quizás por política, quizás por absurdas o demasiado antigüas) o cuando ya tengan tan poca importancia que hasta los Ángeles dejarán de ser puestos en vida por una voz.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------No sé si realmente pienso algo de ésto más que el primer párrafo.