Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

lunes, 20 de mayo de 2013

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El motivo de la siguiente es desentrañar
la lúgubre sensación de vacío que ahonda
el momento previo y, peor aún, el siguiente al hecho.
Digo. 
El mundo esta tan lleno de agujeros 
que me cansé de tirar piedras y esperar que hagan patito.
Se trata del esfuerzo que uno pone,
se siente en vano.
Que se yo.
Somos hijos de la resignación. Al menos así parece.
Debería ser olvidado el amor, añorado el placer.
Porque se desea lo que se sabe que dura poco y se quiere
lo que se espera que sea eterno.
No somos eternos y aquí está el problema.
El sufrimiento ya no me molesta, me perturba.
¿Por qué tomo la elección de sufrir todos los días atándome a cosas que se que se quedarán en un simple deseo?
(...)
Me crucé con mi reflejo en una vidriera, me dí cuenta que ya había crecido un poco más.
Que mis facciones eran otras y medía más que 1 metro.
Llorar me hiso volver un poco.
Me acuerdo de esa inoscencia. Me acuerdo que lo más importante lo decidía con un "pan y queso".
Me acuerdo que todo era tan simple como Amar o no amar.
No existían los números, ni los protocolos. No existían las relaciones con la gente.
(...)
Me hundí en mi cama un par de horas.
No sé cuantas. Apagué todo. Sentí la necesidad de un abrazo que nunca llegó.
Me sentí miserable. 
No hay peor momento que el de mendigar Amor.
Qué se yo, repito, me estoy vaciando, como éste mundo, cada vez más.
Quisiera volver al vientre materno y sentir el calor del amor puro, la conexión sideral de un cordón umbilical.
Una cadena de proteínas, de vida, y de contención.
No hay un ser más gigante que un feto en un útero materno. Jamás lo habrá-