Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

miércoles, 22 de enero de 2014

Gema

Una vereda humedecida tras una manguereada. Ella con el culito en el asfalto y el en una silla oxidada.
“ ‘En mi casa se Susurra. En mi vida se finge y se miente.’ – Gema era una mujer tremendamente infeliz. Y si no se susurraba, se gritaba. Al menos eso decía Gema. Tenía 26 años y desde los catorce se tomaba el trabajo de sacarse los zapatos para caminar en su casa; “Le encanta andar en patas” – Decía su mamá, cuando, en realidad, esto era para pasar desapercibida.
Tenía unos profundos ojos grises, casi verdes y unas ojeras cansadas. Era como un diamante que gira sobre su eje de simetría. Tenía mil caras, pero todas traslucidas, todas fascinantes, e igual de intensas. Era tan multifacética que se consideraba bipolar y tenía tantos intereses que terminaba nunca haciendo nada. Siempre que estaba triste sucumbía, pero cuando los demás lo estaban, Gema era más que un antidepresivo.
Llegó ese día al café, yo ni la conocía. De la nada me escupió toda ésta información poco supe yo que hace en ese instante con ella.
Mucho tiempo después entendí el mensaje de ésta mujer. El problema del cómo y el qué en la comunicación social. Le preocupaba el tiempo que se perdía y el malgasto en nombre del Amor. Ese verano, me contó, había llorado mucho y juro que en la cara se le notaba; ¡Qué expresión tan triste que tenía esa muchacha!
Sólo me la crucé una vez más. Hace ya unos 500 años que no sé nada y ya a penas si recuerdo su cara. Pero la mujercita tenía un fin en ésta vida; enseñar y curar. Más bien, diría yo, hacerle ver a la gente lo que no quiere ver.
En nombre de Gema, y en su voluntad, me comprometí a cambiar mi habla. Mi idioma. Sucedió una noche de verano, como todo lo que sucede e importa; estábamos en córdoba. Éramos un par sentados en una loma verde de un bello jardín. Abundó la sinceridad y la energía era otra, y me dejó esa noche un mensaje… Si nuestras conversaciones fueran distintas, desde otro lado, y basadas en otros pilares, pues sólo entonces nuestras vidas serían distintas.
Lo más complicado es vivir y no existir. Casi igual de complicado es ser puro y feliz. Hay que tener cuidado, porque a veces una piedra en el zapato puede ser una Gema preciosa.

Te contaré más de Gema mañana, bella, ahora tengo que ir al mercado.”