Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

sábado, 29 de marzo de 2014

Miguelito.

Nunca me dijo su nombre. Tenía 52 años e igual cantidad de arrugas en su cara. La piel bien del monte y el acento bien del norte. Sus palabras, huérfanas de tanta distancia y soledad, se me arrebataron entre mate y mate.
Con su mirada ansiosa por seguir viviendo, me recorría, de vez en cuando, de arriba a abajo. Me invitó un asado, me llamó su amiga.

Y el ego y los prejuicios me obligaron a ponerme los auriculares y escribir la presente. Yo le puse "Miguelito", porque tenía cara de Miguel.