Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

jueves, 14 de enero de 2016

En el Puerto


En el puerto las patitas descalzas rechinaban pasos del algún más allá. Sus ojos negros, con hambre de amaneceres, hacían foco en el horizonte que orgulloso se recostaba a dejarse acariciar por el sol.
Respira, más hondo que el mismísimo mar; Se huele el manto de piel bañado de yodo. Escucha su respiración, en soledad.
Zarpa un barco de aludes de sombras y el viento le peina las plumas y le empieza a coquetear. Planeaba sin destino entonces y se dejaba caer mientras se miraba la mirada mecerse en el agua. 
Y su risa se le hacía gotas y las gotas se le hacían ecos que rechinaban en el puerto pasos de algún más allá. 
El Mar, su gran amante, que con sensualidad se le acercaba para rozarle los pies, y se retiraba vergonzoso le hacía sonreír, le devolvía sus risas. De alguna forma, esa energía que iba, volvía transformada.
Nunca había visto un Azul tan Azul; nunca había sentido ese dolor en la piel; se desesperaba tanto que, tras un roce, se asfixiaba. 
Y tan sensual era ese mar, que lejos lo fue llevando del puerto, que cansadas se le venían las Alas, que oscuro se iba poniendo el cielo y cada vez más alto se le venían las olas.
En picada le pedía el viento que se avecinara y ese Amor que se lo quería tragar. Ya era muy tarde para levantar la mirada que hipnotizada bailaba al vaivén de esas olas que, ya sabía él, lo iban a matar.