Suena Willy Crook. El aire está espeso de humedad y cigarrillo.
La luz, serena y ámbar, se cuela entre las persianas, como rayas que acarician su cuerpo. Ella baila, juega con esos hilos de partículas. Él la mira y ella lo sabe.
Se divierten. Se quieren.
Extrañamente se llegaron a querer de una manera especial. No se imaginan, ni él ni ella, un futuro sin la presencia del otro.
Presencia. Sin significar otra cosa más que el antónimo de ausencia.
Mientras la música explota en sus neuronas, ella se imagina, recuerda, los ve a ellos mismos, lo mucho que se abrazan. No creo que puedan engañar a nadie.
Suenan los Rolling. The Rolling Stones - Wild Horses. El sillón puede jurar que eso fue amor. Pero es un sillón, y nadie más jura nada. Pasa a "Streets of Love". El siente como sus piernas tiemblan, ella ve como su mirada se vuelve profunda. Se curva una columna vertebral, las manos, desesperadas, intentando recorrer cuánta piel sea posible. ¿A quién intentaban engañar?
Él le curaba los males, ella le despeinaba el pelo.
Se abrazaban mucho. Se querían mucho. ¿Qué más?
Suena "Shine On You Crazy Diamond".
Tengo que admitir que la verdad apesta, y él fue muy inteligente.
El problema, creo, es que, según mis instintos, si la quiere.
