Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

sábado, 10 de mayo de 2014

Raúl

Raúl sabía que le faltaba algo. Se tocaba, de arriba abajo, no encontraba qué, pero sabía que era importante. Se sentía morir, se quería morir; el mundo era diferente hoy, y no sólo por los moretones. Y no sólo por el miedo de volver a cometer el mismo error. El mundo no olía como antes; y era algo en él, en sus ojos, que no había más.
Avanzar parecía en reversa. Querer era más bien llorar. El aire era guerra. La asfixia una rutina.
Raúl estaba sentadito en el 15 éste medio día y sólo podía pensar en su mamá. Todas ellas eran su mamá. Quería volver, abrazar, amar sin saber por qué y que no importe. En el fondo, para mí, quería lazos; seguridad.
Raúl había sido un tipo incondicional, un hombre maduro y digno de ser llamado hombre. Pero lo habían dejado solo y, la soledad, como alguna vez dije, es como la mentira; es muy difícil volver de sentirse solo, porque da miedo el calor.
Llego a su casa, encendió un cigarrillo. Saludó al espíritu de su gato y, mientras pitaba su tabaco, y regaba las plantas, se enojó con el dolor. Pensó en ducharse para lavar la peste y cuando, torso desnudo, se miró el reflejo entendió todo ¡Ahí estaba! ¡Le habían quitado el corazón mientras dormía!