Me desperté porque creí verte estar mirándome, sonriendo.
–“¿Estoy poetizando éste amanecer?” pensé.
Juro que sentí tu calor en mi espalda, entre los hilos de un
aroma a mate recién hechito, y ausculté tu sonrisa cimbrarse mientras yo abría
los ojos.
En un segundo pensé muchas cosas; - “Es muy temprano. ¿Por
qué se levantó antes de que suene el despertador? ¿Me habré quedado dormida?
¡Hay quiero quedarme así toda la vida!”
Aún tenía yo las persianas a medio abrir cuando
tu liturgia se me empieza a desdibujar… cerré fuerte los ojos y quise
abalanzarme a ese abrazo que siempre relacioné con un lugar feliz. Y, fue
entonces, que me encontré con tu cicatriz en mi cama y que, si bien el día era
hermoso, no lo sería tanto como si hubiese sido, ésta mañana, un poco más que
un simple destello de vos y yo.