Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

jueves, 14 de enero de 2016

Mi Vecina Garcha / Tercera Parte


Me acordaba, ayer, del Sábado pasado y me hace un poquito de sentido haber escuchado llantos el Domingo y el Lunes. - "Mi vecino llegó y encontró a Ariana con otro." Le explicaba a los chicos después de que Agustín me preguntaba "¿Y ahora por qué no está garchando, ponele?" Me cerraba todo.
La semana había estado calmada; en ningún momento escuché ruidos de estirpe animal amazónico en celo. El jueves sé que él vino porque ví su bici atada a en la vereda, pero no sé que pasó porque justo yo estaba saliendo (Ya empiezo a sentirme malamente chusma). 
A la noche, cuando llegué a casa, hice un esfuerzo enorme por escuchar que pasaba hasta que me di cuenta que ya me estaba zarpando en invasiva. Sólo saqué tres conclusiones y una de la cual no estoy tan segura; estaban los dos ahí, hablando. Y estaban con alguien más... se escuchaban tres sillas moviendose, tres tipos de pisadas distintas. La tercer conclusión que saqué era que el tercero era hombre, porque no tenía tacos... pero yo nunca uso tacos; por lo que la descarté... hasta hace un ratito.
Ayer a la noche claramente ellos salieron y volvieron tarde; los escuché arriba de mi habitación; ella agarrada a la cabecera de la cama ¡Puedo jurarlo! Pidiéndole, de mentira, que pare, haciendose la sufrida la turrita... pero estaba entre dormida e hice toda la fuerza posible para que no me despertaran; tuve éxito. Lo que restó hasta hace un rato, fue paz. 
A las 19 horas aproximadamente, volvió el acto cuasi canibal, extraño para un Domingo, porque ellos siempre se aman los Domingos. Quilombo acá, quilombó allá; otros ritmos, otros gritos como más ahogados y más sufridos, otra conexión. Ariana estaba sufriendo... ¿El se estaba vengando sexualmente y maltratadola? Ella igual parece que disfrutaba todo ésto porque repetia "Así, dale"... bastantes veces, bastante fuerte.
De repente, él estaba en la cresta de la ola, se notaba, pero él no era su voz... era otra. ¡Eran tres voces! Dos masculinas, y una muy parecida a la del Sábado pasado, o eso quiere pensar mi cerebro.