Un viaje de Sol a Ción.

Ción; el lugar donde todo se yuxtapone
con el Alma.

jueves, 2 de agosto de 2018

Mi carta


 Me encuentro despierta un Lunes feriado 2.31 a.m, pese a que me acosté a las 23, porque  estoy indignada.
Estoy despierta porque ya no sé cómo gritarte que te necesitamos… Un poco te entiendo, porque mientras escribo esto me cuestiono si tendré los ovarios para hacerlo público, si vos tendrás las pelotas para bancarme la parada.
Te necesito, hijo, e inclusive hija, del patriarcado… nos necesito despiertos. Necesito de tu empatía y que, aunque jamás puedas entender, logres acompañarme.
Que celebres la lucha y que dejes de criticarla… o ¿acaso podrías citarme una revolución que no haya sido violenta en algún aspecto? Y, pese a la extensa lista de revoluciones existentes en la historia de nuestra raza, me gustaría que te preguntes por qué te resulta tan violenta esta. Porque yo creo que nos hemos corrido de la zona de confort y que se acabó el mundo como lo conocíamos… ¡Y claro que debe ser duro! … contradecir a Papá, ver escrachado a un amigo al que amas…
Necesito que no seas neutral; que tengas pelotas, ovarios, huevos… valentía. Que entiendas que lo que sucede hoy es en defensa de nuestras madres, hijas, y hermanas. Que muchas pueden haber sufrido y seguir calladas.
Que no me alcanza con tu tibio “yo no soy así y doy el ejemplo desde mi casa”… porque en su casa hay un tipo cagándo a palos a una mujer y nadie se entera, entonces de vos tampoco. No soporto que digas que “no te representa esta manera de hacer las cosas”, cuando no creo que hayas salido a representar a ninguna de las denuncias por violencia de género existentes de alguna manera, de cualquier manera. Cuando no creo que hayas ayudado a gritar o no hayas desconfiado de un testimonio en más de una ocasión… y sé que fue así, porque si no, no estaríamos acá.
Necesito que crezcas, que te pongas en observador. Que entiendas; si te hubieran enseñado que golpearte la cabeza estaba bien y lo practicaras toda tu vida hasta que un día despertaras y entendieras que está mal, pero todos alrededor lo siguiesen haciendo… ¿no te desesperaría?
Es desesperación lo que siento, angustia, por escucharlos… tibios, y escucharlas… cómodas. Es angustia la que me da porque no pueden ni siquiera imaginarse lo que es sentir ganas de gritar, por respeto. Porque pareciera que no pueden correrse de su ombligo, de creerse que por haber respetado a “sus mujeres”, ya han cumplido… que por hacer “tareas de mujeres” son feministas…. “pero no de las del pañuelo verde”.
¿Qué no es la forma? ¿Qué porque el apuro? ¿Es joda? Habría que leer un poco, saber que alguna vez no teníamos derecho a opinión, teníamos dueño, no podíamos trabajar, etc. Hace cientos de años que eso viene cambiando… si tuvieras que esperar cientos de años ¿no te cansarías, al punto de gritar?
Por eso te pido, deja de ser tibio, deja de ser cómoda… entendé que todos quisiéramos que existiera otra manera, pero no la hay. Que se denuncia como se puede, y que eso jamás debe opacar la denuncia en sí. Que es ahora, que es ya, quieras o no y que, si no bancas a las mujeres, estas siendo blandito… si, eso que tanto miedo te da que te digan en tu grupo de amigos.
Hoy más que nunca despierto y reafirmo; la revolución será feminista. Y hoy más que nunca repito y añoro, nos necesitamos; despiertos.