Nunca me dolieron tanto un par de palabras tan ilusas; "Susana, ella
es Pía". - Solo Pía.
Antes era feliz siendo nada más que Pía, estaba orgullosa incluso. De repente deseo muy visceralmente el poder contener el llanto, que si he de llorar, lo quiero llorar todo y que sea bien. No sé qué es llorar “bien”, pero puedo jurar que no se parece nada a estas lagrimas berretas.
Antes era feliz siendo nada más que Pía, estaba orgullosa incluso. De repente deseo muy visceralmente el poder contener el llanto, que si he de llorar, lo quiero llorar todo y que sea bien. No sé qué es llorar “bien”, pero puedo jurar que no se parece nada a estas lagrimas berretas.
Añoro que la Paz venga a mí o la Furia destruya todo, pero, por favor,
que las desilusiones no me roben pedacitos de mi Alma cada vez.
Yo me disimule sola un par de años, deje que alguien más solventara que sería de mi socialización. Yo hice esto porque mi mismísimo ser quiso que así sea.
Yo me disimule sola un par de años, deje que alguien más solventara que sería de mi socialización. Yo hice esto porque mi mismísimo ser quiso que así sea.
Jamás se cursaría por mi instinto permitir, hoy en día, que alguien
pasara por encima de mis temples, que, sin mentir, me dibujaran vicisitudes,
que, disimulando, modificaran mi existencia que, sin querer, me dañen el juicio
por deporte.
Amanecí un día ambicionando un motivo
para reír a diario. Desperté con apetitos de abrir las aduanas
de mi mente, de amar porque si, de bailar un living entero cada noche. Me
pregunte en aquel momento si estaba dispuesta a exponer tanto mi cuerpo, a
pelar todas estas capas de cebolla; la mayoría del tiempo me llevo mal con la
palabra "exposición", me hace
sentir débil.
Decidí soltar mi cuerpo, liberar mis ganas, fluir. Me tropecé con mi imagen cometiendo el acto de amar, me encontré riendo. Ya no era nada más que Pía, alguien había agrado un valor a este nombre, era como casi un apellido, que repetía cada vez, al instante de pronunciar mi nombre. Ese alguno se había vuelto de gran valor para mi entonces. Pero, por momentos, yo volvería a ser Solo Pía.
Es así como me di cuenta que yo crecí con el mundo y el mundo conmigo; que
tomo elecciones, y que las tomo con mi ser consciente. Creo, entonces, no hay
nadie con derecho a truncar mi decisión de felicidad en un horrible agujero en
el pecho. No hay nadie, ni siquiera aquel que ha podido ahondar mi cuerpo más
profundamente, que deba sentirse idóneo de dominar mi espíritu, de ocultar mi
situación, de creerme inepta, de vaciarme el júbilo, de ajar mi sedimento, y,
por sobre todas las cosas, de ocultarme, aun si fuera disimulando.. Y no, no soy únicamente Pía, soy todas las marcas que mi cuerpo lleva, soy todo lo que quien este frente mio quiera que sea y no soy todo aquello que no me permito ni me dejan ser.Decidí soltar mi cuerpo, liberar mis ganas, fluir. Me tropecé con mi imagen cometiendo el acto de amar, me encontré riendo. Ya no era nada más que Pía, alguien había agrado un valor a este nombre, era como casi un apellido, que repetía cada vez, al instante de pronunciar mi nombre. Ese alguno se había vuelto de gran valor para mi entonces. Pero, por momentos, yo volvería a ser Solo Pía.