Dame guerra porque necesito la inestabilidad que me divierta y me pida, siempre, encontrar mi Paz, sonreír detrás de un abrazo. Odiar hasta Amar.
Dame motivos para seguir luchando, por lo que nace en mis entrañas que es mi yo, mi respeto, tu respeto por mi.
Un día despertame con un jugo de naranja y un medio beso de labios y generame, así, agradecer la sencillez del Sol colándose por la persiana.
Emborrachame. Mucho. Hasta reír, hasta llorar. Dame paz de esa que viene después de la risa, donde todo carece de sentido y sólo se puede respirar hondo, reiteradas veces y pensar "que éste silencio que se viene no sea incómodo" y dejame, entonces, abrazarte como si nada y como si todo. Derrepente.
Y que sólo llueva risa una vez más, y guerra una vez más ... y un círculo vicioso.. un fluir vicioso.
Que aunque no me gustes del todo, no puedo evitar que algo de vos me guste y aunque no te extrañe, es imposible no querer verte. Y, aunque no seas mágico, puedo ver un millón de estrellas en vos que nadie, lo juro, nadie jamás vió.
Me gustas como te vivo; libre. De otras, y libre de mí.. pero sobretodo de otras.
