- Pero, no entiendo ¿Qué paso ?
- No, es que no pasó nada en especial...
- ...¿Me vas a batir la posta ?
- Es que... no hay posta... a ver ... sos, no se .... Sos como los chinos de Almagro. Si, si... como los chinos de Almagro. Finito y largo. Y con pasadizos escurridizos. Por momentos no te creo nada; no sé si estoy en un almacén o en un supermercado. De repente me sorprende una verdulería al fondo a la derecha, casi indivisible, que también resulta que es carnicería. Viste que hay de todo en los chinos, pero no estoy del todo segura que todo sea igual de bueno. Y son calurosos. Y pegajosos, entrar a un chino casi que equivale a hacer cucharita en enero. Y, de repente, el frío de la heladera y yo en short y remera. Son como promesas inconclusas los chinos, soluciones a soledades desesperadas, viste?
- Entonces vos también sos como los chinos de Almagro, boluda.
- Y si.. Y como el salvavidas de días de mierda porque siempre "todavía está abierto el chino". Aunque, casi siempre, si pudieras... irías al supermercado. Pero es lindo el chino, viste. Estás adentro y te queres quedar un rato. Aunque, sabes que me pasa ? No puedo evitar sentirme engañada. Felizmente engañada: Siempre te vas con caramelos en vez de monedas de 2 pe, y me encantan los caramelos, pero me quedo sin cambio para los puchos.
