Cuando te veo se me detiene un poco la mirada, unos segundos. Y al rato
debo volverla y admirarte y verme, quizás, en tu reflejo. Si son varios
segundos los que te miro, puedo sentirte cerca, ahí; tu efecto en mi es
hipnótico. Me cautiva tu energía, me atrapa. Y es el único lugar donde
me gusta estar atrapada: entre las lianas de una Luna llena.